Moverse con demasiada frecuencia es malo para nuestra salud mental

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Mudarse a casa, incluso si no se va a mudar lejos, es un cambio de vida importante. De hecho, es más estresante que divorciarse, según algunos relatos. Mudarse a otra parte del país es particularmente estresante, ya que implica la pérdida de una comunidad familiar, amigos y cercanía a la familia.

A principios de este año, informamos La renuencia de los británicos a mudarse de casa, y la mayoría de los encuestados eligieron quedarse, incluso si inicialmente se habían mudado al lugar donde viven por casualidad. Ahora, una nueva encuesta *, esta vez centrada en los millennials estadounidenses, desvela las razones por las que aquellos que pueden quedarse donde están (es decir, son dueños de su propia casa) a menudo lo hacen.

Como era de esperar, los millennials se mudan con mucha más frecuencia que sus padres y abuelos, una vez cada 2.2 años en promedio, y cuatro de cada cinco de esos movimientos se deben a un cambio de trabajo. Dado que el 86% de los millennials ahora alquilan en lugar de ocuparlos como propietarios, mudarse es más fácil que nunca.

Existe mucha evidencia de que este movimiento frecuente hace que la gente se sienta infeliz: uno de cada tres informa haber perdido a un mejor amigo debido a un cambio, y uno de cada cuatro lamenta el cambio por completo. Sin embargo, el arrepentimiento de los transportistas no se correlaciona necesariamente con la distancia geográfica. La mayoría de las personas que se mudaron (57%) se trasladaron a no más de 50 millas de donde crecieron. Y, sin embargo, incluso permanecer razonablemente cerca de donde solía llamar hogar puede traer sentimientos negativos.

La encuesta revela que la felicidad en un lugar nuevo está directamente influenciada por cómo se sienten las personas asentadas en su nuevo pueblo o ciudad, no por lo lejos que está de casa. Mudarse varias veces durante un período corto es lo que interrumpe este sentimiento de asentamiento, cuando las personas forman nuevas amistades y se sienten parte de una comunidad.

Este punto está bien ilustrado por los patrones de formación de amistades muy diferentes entre los baby boomers y los millennials. Alrededor del 58% de la generación mayor conoció a su mejor amigo en la edad adulta en lugar de en la escuela o la universidad. La forma en que los millennials establecen conexiones humanas está mucho más fragmentada, con solo el 21% capaz de asegurarse amistades para toda la vida, probablemente porque se mueven demasiado.

¿La conclusión? Incluso si la oferta de trabajo es atractiva, es posible que desee pensar dos veces sobre el impacto de la mudanza en su vida social y su salud mental. Parece que quedarse quieto por un tiempo rinde más a largo plazo.

* una encuesta de 1001 personas por Porche

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